jueves, 10 de octubre de 2013

Pero ¿cómo se hace esto?

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Llevo hablándoles de la musicoterapia desde que inicié este blog. Pero ni siquiera les he platicado cómo se hace una sesión de musicoterapia. 
Existen diferentes maneras de dar una sesión de terapia musical. Las sesiones cambian dependiendo del problema que presente cada paciente. Pero en general, existen dos tipos de sesiones: las individuales y las colectivas.

Para poder decidir esto, el terapeuta debe conocer todo el historial que el paciente trae consigo, ya que una misma música puede o no funcionar bien con diferentes pacientes. Para esto se necesita de una reunión o cita, previa a la terapia, para que el terapeuta pueda conocer los problemas, las enfermedades, la situación ocupacional, los gustos, los miedos y el estado general del paciente a tratar. Cabe aclarar que si el paciente es un chiquito o cuenta con una persona que lo asiste en todo momento, es necesario que esa persona vaya con él a la terapia. Esto para poder brindarles mayor confianza a ambos. También para que esa persona encargada adquiera conocimientos y pueda asistir al paciente y ayudarlo a continuar con su terapia en casa.

Una vez que se habló y se conoció la situación de la persona, el terapeuta decide si necesita una sesión individual o si es mejor la de grupo. Por lo general las terapias se dan de manera colectiva para poder ayudar a los pacientes a socializar y convivir por medio de la música.
Para esto es necesario que el lugar sea el adecuado. Una sala amplia y cómoda, iluminada con colores claros que relajen a las personas.

Ahora sí. Lo que se hace generalmente es que los pacientes utilicen su cuerpo como un instrumento, principalmente de percusión. Es decir, se les pide que aplaudan o marchen o que produzcan sonidos al ritmo de la música. Otras de las herramientas más utilizadas en la musicoterapia son los instrumentos.
Por medio de los instrumentos el paciente se integra a la música de una mejor manera, conectando ambos hemisferios del cerebro y creando nuevas redes neuronales. A su vez, esto se trabaja en equipo, es decir, todos los pacientes deben ir coordinados o al menos crear armonía y melodía mediante su música.

Otras de las actividades, en especial para niños, es que ellos hagan sus propios instrumentos para poder utilizarlos después.También se utilizan globos y listones de colores para marcar el compás, llevar el ritmo o simplemente mejorar la coordinación motora.

La improvisación es también parte fundamental para las terapias. En este caso se le pide al paciente que improvise algunos movimientos o incluso que cante alguna cosa que le salga en ese momento. Esto es para que los pacientes se dejen llevar por las vibraciones sonoras producidas por la música y a su vez para mejorar el contacto corporal con ellos mismos y con otras personas.

La respiración y la relajación son una parte importante de la sesión. Es necesario que el paciente adquiera técnicas de respiración que mejoren su estado y también que lo relajen de una manera más notoria.

Y para concluir, el tipo de música que se utiliza va a depender mucho de el tipo de terapia que se haga, ya que si es para mujeres embarazadas tiene que ser una música que les traiga paz y relajación y otra que haga que el bebé vaya creando conexiones cerebrales. Por otro lado, para algunos pacientes, por ejemplo con Alzheimer, puede usarse música que él conozca. Para los niños es a veces necesaria la música un poco más alegre y con un tempo más rápido para poder utilizar su energía en el progreso de su enfermedad, problema o estado.

Aquí un video de una sesión para personas con Síndrome de Down, Asperger, Parálisis Cerebral Infantil, Retraso Mental y Déficit de atención.








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