martes, 5 de noviembre de 2013

Una pequeña introducción...

El poder del sonido para la curación no sólo del alma.

¿Qué es el sonido? Simples vibraciones.
¿Cómo se produce? Por medio de un cuerpo sonoro determinado.
¿Cómo se propaga? Por los tres simples medios más conocidos por los humanos: el líquido, el sólido y el gaseoso.
¿Cómo es que los seres humanos percibimos dichas vibraciones? Las percibimos cuando el cerebro convierte las oscilaciones de la presión que hay, ya sea en el aire o en cualquier otro medio de propagación, y las convierte en ondas mecánicas.

Pero a todo esto, ¿qué es lo que hace la música? ¿Qué importancia, qué poder, qué efecto tiene este “famoso” sonido? Simplemente tiene el poder de sanar almas, corazones, mentes e incluso cuerpos.

Según lo define Moncada García en su libro Teoría de la Música (1995), la música es considerada como “el Arte y la Ciencia de los sonidos”. Esto quiere decir que la música esta formada por aquellas vibraciones que, al ser estables, son consideradas sonidos y no ruidos. Lo mágico, pero al mismo tiempo lo real, está en que estos sonidos tienen grandes efectos benéficos para las personas. Esto es a lo que llamamos musicoterapia.
Para Edith Lecourt, musicoterapeuta francesa, la terapia musical es “la aproximación sensorial sonora con intención terapéutica a cierto número de dificultades psicológicas y patológicas mentales…” (La musicoterapia, 1999).

Muchos, como Lecourt, opinan que la música debe ser utilizada como una opción alternativa y terapéutica para la curación de problemas físicos y mentales. Pero si eso es cierto, ¿por qué no se le ha dado aún la fuerza que debería tener? ¿Si la terapia musical es capaz de ayudar a la recuperación de las personas con parálisis cerebral, a los pacientes con Alzheimer y a los niños con autismo por qué en México no es tan practicada? En el 2012 aproximadamente más de 500,000 mexicanos sufrían de algún tipo de parálisis cerebral (La Crónica),  más de 350,000 adultos padecían de la enfermedad de Alzheimer  (Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía y alrededor 37,000 niños tenían autismo (Gómez Cotero). Sin embargo esta terapia no es tan fuerte en el país ya que, a pesar de que muchos estudios se han realizado, como toda terapia alterativa carece de evidencias que prueben su efectividad consistentemente. Aunque es necesario resaltar que la mayoría de las personas que han recibido musicoterapia se ha visto beneficiado y han tenido grandes resultados.


Lo que se pretende mostrar con esta investigación es que la música sí tiene la capacidad de ayudar a la recuperación y muchas veces a la total curación del paciente, pero siempre trabajando de la mano con las ciencias que se requieran. Este ensayo pretende encontrar un balance entre la ciencia y la música, entre la medicina y los sonidos que pueden llegar a considerarse medicinales.

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